Título: Reino de sombras
Saga: Reino de sombras (1/2)
Autor: Sophie Jordan
Editorial: V&R
N° de Páginas: 328 Páginas
Puntuación: ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ , 5
Una
oscuridad profunda y letal cayó sobre el reino Relhok.
El cruel canciller está dispuesto a todo con
tal de conservar el trono.
Pero existe un amor que puede arrebatárselo.
Ella es una princesa que todos creen muerta.
Y él, un valiente arquero.
Juntos, podrán hacer temblar los cimientos de
Relhok.
Opinión personal
¿Un reino mágico que
está sumergido en una oscuridad hasta fecha indefinida? ¿Una princesa que todos
creen muerta? ¿Un arquero que conoce la cruda realidad de un mundo cruel? ¿Un
largo viaje que a saber cómo va a acabar? Ya son suficientes razones por las
cuales he querido leer este libro. También es el perfecto pretexto para
reencontrarme con la pluma de Sophie Jordan (después de haber leído Firelight
hace cinco años).
No debería hacerme sentir que a mí también se me escurría el tiempo
entre los dedos como el agua por un cedazo. Al pensarlo, se me hizo un nudo en
la garganta. No era tanto la perspectiva de morir. Todo el mundo moría. No le
temía a la muerte.
Era la posibilidad de morir habiendo hecho tan poco en la vida. Una
larga secuencia de días pasados encerrada en una torre.
Temía que eso fuera lo único que tuviera para siempre.
Primero que nada, me
ha gustado el universo que ha creado la autora: un mundo en donde, a causa del
Eclipse, todos viven en una constante oscuridad e intentan sobrevivir sin la
luz del sol y de seres peligrosos como los Moradores, unos monstruos que surgen
desde la tierra como si fueran unos zombis y atacan a las personas. Muy
atrayente e interesante que no me hubiera molestado en dar más detalle.
Desafortunadamente solo se centra en la relación entre ambos protagonistas de
la novela. Por lo que solo tenemos algunos trazos de ese mundo que está
ambientado la historia.
No me hubiera
molestado que la autora hubiera extendido la novela con unas 100, 200 o 300
páginas más. Seguramente no se hubiera quedado tan corta (y mucho menos en
tener la necesidad de escribir una segunda parte).
La novela en sí está
dividido en dos puntos de vista: el de Luna y Fowler. Ambos personajes son tan
opuestos entre sí que a veces prefería uno más que el otro o viceversa.
Luna es una princesa que nació ciega y ha
estado viviendo escondida en una torre desde que nació, justamente el mismo día
que dio lugar el Eclipse. Es la clase de chica que se ha cansado mucho de
continuar con su “monótona vida” en la torre y desea conocer el mundo más allá
de la torre y del Bosque Oscuro. Ella es una protagonista que no he tenido
mucho inconveniente en comprenderla tanto por su deseo de tener una vida
diferente que ha tenido durante sus diecisiete años como su visión de que el
mundo no es nada funesto y desesperanzado desde el Eclipse. Es un
personaje fuerte, llena de esperanza (en el sentido de que no todo está
perdido), que tiene su lado sensible y a veces peca de inocente y caprichosa.
Estos dos últimos defectos (que se notan más en la segunda mitad de la novela)
me generaban ganas de apartarme del libro por unos tres minutos, hasta que
recuerdo que la protagonista ha estado viviendo en una torre durante diecisiete
años, siendo criada como una princesa, y termino justificando el comportamiento
de Luna. Y antes de que lo olvide, me ha dado una perspectiva muy interesante
leer desde el punto de perspectiva sobre un personaje ciego (aunque hubo
momentos en los que me dio la impresión de que no estaba ciega y parecía tener
una especie de superpoder que le permitía captarlo todo).
Fowler es un arquero
que está haciendo una travesía para salir de Relhok y ha logrado sobrevivir de
los ataques de los Moradores. Él, a diferencia de Luna, es un protagonista muy
diferente que he conocido: egoísta, orgulloso y nada compasivo. Debo confesar
que los capítulos narrados por Fowler lograban captar mi interés en la historia
más que en los de Luna; supongo que por el hecho de que era muy atrayente en
conocer un personaje como él y no como el de la chica. Pero a pesar de darnos
su punto de vista, es el típico personaje que tiene un pasado misterioso y que
no logramos conocerlo o tener una pista sobre ello hasta llegar las últimas
páginas. Eso sí, Fowler, a pesar de que aparente tener un corazón de piedra, es
un buen chico que ha sufrido mucho y no quiere volver a sentir la sensación de
perder un ser querido. Me hace ablandarme el corazón de solo recordarlo.
- Ojalá… - me interrumpí. A él no le importaba.
- ¿Qué? – su voz reflejó impaciencia, casi
como si se arrepintiera de preguntármelo.
- Ojalá hubiera sabido apreciar lo que tenía
– respondí, cortante.
No me olvido también
de la existencia de los personajes como Sivo, el antiguo guardia real del
antiguo rey, Perla, la nodriza que ha cuidado de Luna, y de hasta los
secundarios que están de paso, como Dagne o Madoc, que no llegamos a conocer lo
suficiente y que aparecen para sostener más a los dos protagonistas que otra
cosa.
Con respecto a la
relación de los dos protagonistas, que obviamente supe de entrada que iban a
terminar enamorándose, me ha gustado como había arrancado y se empezaba a
desarrollar conforme avanzaba la historia… Hasta que llego el punto en que todo
terminó en plan insta love, lo cual
no ha sido el mejor acierto y tampoco el peor que haya visto hasta ahora.
Lo que me recuerda en
parte el desenlace de la novela. Ha sido JODIDO y para decir “¡NO PUEDE TERMINAR
ASÍ!”. Termino con uno de los cliffhangers que más me ha dejado incrédula,
justo cuando sueltan la revelación menos pensada (al menos de mi parte), y con
las inmensas ganas de leer la conclusión de la historia. No veo la hora de que
saquen Rise of Fire.
Nunca me había sentido tan débil como cuando dejé entrar el amor y la esperanza a mi corazón.
Nunca volvería a hacerlo.
Reino de sombras ha sido una lectura muy entretenida. La autora podría haber alargado
más la historia y no haberlo convertido en una bilogía. Pese a sus fallos, es una
historia que, a pesar que parte de una premisa tan simple y tenga un intertexto
de Rapunzel, me ha fascinado conforme he avanzado con la lectura.
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